Jesús, Salvador mío y de toda la humanidad, Príncipe de la Paz, que nos presentas a la Madre, Reina de la Paz: ambos llenasteis de gozo y de paz a los pastores, y quieres llenar mi corazón todo este año nuevo. Mi primer sentimiento es de acción de gracias: por tu presencia y la de la Madre, y por este Año Nuevo 2012 que me concedes. Es una nueva oportunidad que me regalas para conocer cada día lo que Dios quiere de mí en la lectura de mi Evangelio -tu Palabra me da vida-, y para hacer vida esa Palabra. ¡No quiero dar pasos falsos fuera de tu Camino! Que en cada día de este año se cumpla en mi vida tu voluntad y yo la acepte como la mejor. Y cuando por debilidad humana me aparte de ti, ten misericordia y acéptame de nuevo, porque te quiero y te necesito.