Jesús, gracias por tantas cosas buenas que me has concedido en este 2011 que termina. Y gracias también por las cruces, que no han faltado y que me unen más a ti. Te pido perdón por las veces que he preferido seguir las indicaciones torcidas del Maligno, en lugar de tenerte como mi único Camino, mi Verdad y mi Vida. A pesar de mi debilidad, tú sabes que te quiero.