SUSPENSIÓN MISA DE ROGATIVAS

Queridos hermanos y devotos:

Bien es sabida por todos la situación por la que atraviesa nuestro querido país en estos momentos. También son sabidas las recomendaciones realizadas por las autoridades civiles, sanitarias y eclesiásticas y, sin ir más lejos, el reciente anuncio del estado de alarma por parte del Ejecutivo. 

Atendiendo a todo ello, se ha decidido, en un ejercicio de responsabilidad social, no celebrar la Misa votiva que se iba a celebrar hoy para pedir por el cese de la epidemia. 

A pesar de lo anterior, la participación colectiva en la Eucaristía no es la única forma en la que como cristianos podemos ofrecer nuestros rezos, para lo que os facilitamos la siguiente oración del Papa Francisco a la Virgen ante la epidemia del Coronavirus: 

“Oh María,
Tú resplandeces siempre en nuestro camino
Como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos,
que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe…

Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos
necesidad y estamos seguros que proveerás, para que,
como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la
fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a
la voluntad del Padre y hacer lo que nos dirá Jesús,
quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha
cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Amén.”


También os pedimos que, en vuestros rezos diarios, incluyáis como intenciones propias el cese de la enfermedad, el consuelo de los enfermos y la fortaleza del personal sanitario. 

Pero junto a esto, como Hermandad, no queremos dejar pasar la oportunidad que nos brindan las redes sociales para pediros que mantengáis la calma y no fomentéis la alarma social que estamos viviendo. 

Constituyamos, como cristianos que guardan por el prójimo, un verdadero ejemplo a través de la Fe, permaneciendo en nuestros domicilios evitando salidas innecesarias, procurando una higiene de manos asidua, y el mantenimiento de la distancia de más de un metro con el resto de personas. 

Aprovechemos estos momentos para hacernos mejor cristianos, ayudemos al prójimo no poniéndolo en peligro con nuestros actos, vivamos esta difícil Cuaresma como una aproximación más fiel al sufrimiento que padeció el Redentor en su Pasión y recordemos que, siempre, el Señor estará esperando para que confiemos en Él. 

Un abrazo en Cristo.

Fotografía: Víctor González Felices