Solo ellos pudieron hacer lo que antes no se creía

Faja tirada, costales puestos y la duda entre las trabajaderas. Sonó el martillo, tres golpes se dieron, al cuarto, riñones se metieron, al quinto, suave subieron. El misterio de san Juan ya estaba en el cielo. Allí se encontraban los costaleros, que en el curso anterior de dos mil trece, con casta, fuerza y saber, supieron mantener la cabeza fría y seguir con pie firme las órdenes de capataz y contraguía. 
En todo este año me he dado cuenta que la noticia no ha salido a la luz hasta el día de hoy, no ha sido publicada en ninguna parte. Y personalmente me llena de gozo escribir estas pequeñas palabras sobre grandes costaleros, que como digo suficientemente valientes fueron.
Me remonto al día diecisiete de marzo de dos mil trece. Ese día fue el ensayo muda del misterio de san Juan de la hermandad de la Soledad. El cielo se encontraba encapotado por un manto de nubes y algún que otro claro. Pero este no era el mayor de los problemas para ese ensayo mudá del misterio. La cosa fue que había menos gente que en el cumpleaños de un ermitaño. Puede que otras personas no alardeen de este hecho. Pues bien, yo si lo aré, aunque claro, siempre intentando mejorarlo.
Diecisiete costaleros se personificaron ese día a las diez y media de la mañana. Comenzamos el ensayo y bajamos hasta la plaza del ayuntamiento, largo y reposado, como se mandaba, san Juan, avanzaba. Cuatro o cinco vueltas, si mal no recuerdo, a la plaza del ayuntamiento se dieron, que en mi opinión para lo que estuvieron allí abajo fueron suficientes. Pusimos camino a la I. P. Santiago Apóstol. El golpe de martillo se escuchó y la voz de ``ahí queó´´ por la boca de su capataz salieron. Este puso fin al ensayo mudá.
No hay palabras para describir lo que yo sentí. Era verlo y sentirlo. No tiene explicación, como diecisiete valientes. Diecisiete guerreros. Diecisiete caballeros y diecisiete costaleros, me hicieron recordar el espíritu de marcha del credo legionario que dicta de la siguiente manera: ``Jamás un legionario diría que está cansado, hasta caer reventado, será el cuerpo más veloz y resistente´´. 
Esa mañana esos costaleros me recordaron luchadores, gladiadores que con un par de… Supieron estar al pie del cañón y sin queja alguna llevaron al misterio de san Juan hasta su bastión, realizando un ensayo de una hora por el cabildo de la capital.
Chapó y me quito el sombrero, ante estos costaleros. Que sin alarde de ningún tipo lo han ido presumiendo por las calles de nuestra ciudad, lo que demuestra que son honestos y no se dan tantos golpes de pecho como quien sabemos…
¿Qué otro misterio de la capital ha realizado un ensayo mudá con diecisiete costaleros? ¿Y con la misma envergadura? Pues, queridos lectores, lo dudo y mucho. Señores hemos cumplido un reto que antes nadie antes había hecho. Y os habéis ganado mi mayor respeto. Por demostrar qué tipo de persona sois. Adam, José Capel, Antonio Ideas, Lucas Martos, Alberto y Carlos Escánez , Enrique, Tite Juan y unos cuantos más. Brindo por vosotros y gracias por estar aquí un año mas.

José Vicente González Puertas