Crónica del pasado Viernes Santo

Ya ha pasado casi una semana desde el último y esperado Viernes Santo y parece que hace mucho más tiempo. Ya quedan atrás aquellos malos presagios que nos hicieron creer lo peor para ese día: la lluvia.

Después de un Jueves Santo de dar los últimos toques y de asistir a los Santos Oficios (en un montaje digno de un día tan importante como este), amaneció un Viernes Santo muy ventoso pero, por lo menos, sin ningún rastro de agua.

Durante toda la mañana un reguero de fieles, devotos y curiosos desfilaron por la nave de Santiago, contemplando los pasos totalmente preparados para unas horas más tarde realizar la estación de penitencia.
Por la tarde, se realizaron los Santos Oficios y en cuanto terminaron se comenzó con el desalojo de los bancos de la iglesia y con los últimos retoques. Los hermanos soleanos empezaban a llegar cada vez más (el número de participantes en la procesión ha subido ligeramente este año) y se iba sintiendo un runrún nervioso en toda la nave del templo.

Estos nervios se acrecentaron de forma sensible cuando nos llegaban las noticias de que la agrupación musical había tenido una avería en su autocar y estaban parados en Guadix y no se sabía cuándo iban a poder llegar. El tiempo fue pasando y los nervios creciendo al mismo tiempo que llegaba la hora de salida.


Unas palabras de nuestro Hermano Mayor fueron seguidas de otras de nuestro Consiliario y, para terminar, otras del Jefe de cuadrilla del paso del Regreso del Sepulcro pidiendo silencio absoluto para la primera levantá del paso ya que nuestro querido Juan Ramón iba a realizarla desde el cielo. Algunas lágrimas cayeron ante estas sentidas palabras, que se agradecieron enormemente.

Era ya la hora de salir. Pero como anécdota no pudimos hacerlo a la hora señalada ya que la hermana cofradía de la Caridad iba con unos veinte minutos de retraso y en ese momento estaban todavía pasando por la puerta de Santiago. Simplemente una anécdota que todas las hermandades algún que otro año hemos pasado.

Y empezó el desfile procesional de penitencia. La cruz de guía flanqueada por los dos faroles estrenados el pasado año aparecieron en la calle de las Tiendas ante la expectante mirada de cientos de fieles y devotos que estaban ansiosos de ver a nuestros titulares en la calle.


Niños, insignias, nazarenos, todos ellos fueron desfilando hasta que el paso del Regreso del Sepulcro cruzó el dintel de la puerta de Santiago y se presentó en la calle. La gente se preguntaba qué pasaba con la música, que dónde estaba la banda. Poco a poco la gente se fue haciendo eco del percance ocurrido a la agrupación, la cual nos había llamado para decirnos que estaban de camino con otro autocar. La sensación fue rara pero bonita a la vez; algo distinto que tuvimos la ocasión de presenciar: toda la procesión de la Soledad en silencio después de no se sabe cuántos años.


Tras la cruz parroquial, todo el tramo de nazarenos e insignias de la Virgen salió del templo y como colofón el paso de la Virgen de los Dolores apareció en completo silencio.

Saetas y más saetas llovieron en todo el recorrido a los dos pasos: a la salida, en la plaza Marín, en la calle Jovellanos, en la plaza Masnou, en el Paseo y, por supuesto, a la recogida.

Sinceramente, no recordaba un año en el que el desfile procesional se realizase con tanta seriedad, con tanto orden y sin ningún corte en todo el recorrido. Todos los tramos fueron a una y al mismo tiempo, incluso sin que se produjesen muchos parones; de hecho, solamente fueron dos paradas motivadas por el descanso de los costaleros y ninguna de ellas superó los quince minutos.


Varios detalles hay que resaltar en el pasear de la cofradía por las calles de Almería: el ramo de flores otorgado a las madres clarisas al paso de la Virgen de la Soledad a través de la pequeña ventanita situada en la calle Mariana bajo la leve sonrisa de las monjas de clausura; el encuentro con las hermandades de Prendimiento y de Estudiantes en la plaza Masnou; los respetos ofrecidos por todos los componentes del cortejo soleano ante Nuestro Padre yacente de la Hermandad del Entierro a la que agradecemos el esfuerzo realizado para regalarnos este momento...

Mención aparte se merecen las dos cuadrillas y los capataces de los dos pasos de la Hermandad. Año difícil en un principio pero que, al final, se ha convertido en uno de los mejores que se recuerdan. La formación de la nueva cuadrilla de la Virgen y la renovación de la cuadrilla del Regreso del Sepulcro han sido aspectos muy importantes durante esta Cuaresma, pero que han realizado el desfile procesional de penitencia con mucha seriedad, mucha calidad y mucho amor a sus titulares. Para recordar quedan, por ejemplo, la chicotá interminable que realizó la cuadrilla del Regreso del Sepulcro para subir toda la carrera oficial sin pararse y dando muestras de su gran calidad con los sonidos de la agrupación que se había incorporado en la plaza de la Administración Vieja, y la seriedad que mostró la nueva cuadrilla de la Virgen de la Soledad en todo el recorrido resaltando varias levantás y el paso derecho y largo.

Eran más de las dos de la mañana cuando el paso de la Virgen de la Soledad pudo encerrarse tras una interminable lluvia de preciosas y sentidas saetas ante una puerta de Santiago abarrotada. Los abrazos y felicitaciones se multiplicaron dentro del templo gracias al magnífico resultado que se había obtenido.

Sin haber descansado mucho pues la noche fue larga, el sábado por la mañana se realizó el desmontaje hasta el mediodía en un ambiente de alegría y de hermanamiento, aunque ciertamente se echaron de menos algunas manos más que hubiesen ayudado en esta ardua tarea.

Y ahora, todo ya ha pasado. Parece que no ha pasado nada, pero en alguna cabeza ya se han calculado cuántos días quedan para que llegue el próximo Viernes Santo. Y es que por suerte o por desgracia somos así.

Gracias a los costaleros, a los capataces, a los contraguías, a los aguadores, a las mantillas, a los nazarenos, a los diputados de tramo, al palillero, a la agrupación, a los portadores de insignias, a los niños que nos acompañaron, al consiliario, a los fotógrafos, a los periodistas, a los saeteros y, por supuesto, a todas las personas que nos acompañaron y llenaron las calles desde la salida hasta la entrada (pocos años han sido tan numerosos como este). De corazón, gracias.

Ahora vienen días importantes, cabildo y elecciones que se van a realizar con prontitud para que la próxima Junta de Gobierno saliente tenga el mayor tiempo posible para preparar la próxima Cuaresma. Informaremos detalladamente de este proceso.