El arco de la Soledad

(Artículo publicado en el Boletín de la Hermandad del año 2004)

Atrás quedó la Semana Santa de 2002, y concretamente la noche del Viernes Santo en que la inclemencia meteorológica no dejó que nuestra procesión discurriera como era deseado por todos.

En el recuerdo quedan los momentos vividos en el Templo Catedralicio donde el paso de San Juan (el Regreso del Sepulcro) que ese año estrenábamos en su primera fase de tallado, se guarnecía de los rigores de la lluvia. La otra parte de la procesión encontró refugio en la, por qué no decirlo, la más castiza y tradicional de las plazas de Almería. Nos referimos a la que siempre denominados con cariño "Plaza Vieja". Pues si, uno de sus arcos, el que queda bajo la parte noble de la Casa Consistorial, dio refugio durante varias horas a Nuestra Madre de los Dolores en su Soledad, siendo de nuevo el pesebre de Belén, la casa del carpintero de Nazaret, la Capilla de Santa Lucía de la Iglesia de Santiago, es y será ya para siempre en nuestro corazón, en ese rincón de la Almería de siempre: "El arco de la Soledad".

Con tal motivo, entre varios devotos de la Virgen se fraguó la idea de que dicho monumento quedara roturado en las paredes del Arco. A tal fin se encargó una placa que mármol, cuya leyenda y colocación figuran en estas páginas. Teniendo lugar su inauguración, a la que asistieron numerosos hermanos, el día 4 de mayo de 2003.


Desde estas páginas, dar las gracias de todo corazón a Jesús Posadas Chinchilla, Antonio Andrés Díaz Cantón, Santiago Martínez Cabrejas, Alfredo Salvador, Indalecio Morales, Loli López, Juanjo Uroz, Antonio J. Artero, María del Mar Gálvez..., y tantos y tantos otros que sin su colaboración hubiera sido imposible que el recuerdo grabado en piedra marmólea esté ahí.

Ojalá nuestro próximo empeño se vea colmado con el triunfo, para que un trozo de la calle Hernán Cortés pueda por fin quedar roturado como "Calle Virgen de la Soledad" [logro conseguido en el año 2005], y un azulejo, fiel reproducción de su bendita belleza así lo atestigüe con el paso de los tiempos.