RESUMEN DE LA EXALTACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


Bien podría quedarse pequeño el calificativo “histórico” para describir lo acontecido en la noche del pasado sábado en la Parroquia de Santiago. Si altas eran las expectativas, mayores fueron los halagos hacia la figura de don Ramón Garrido, que en un torrente de alabanza exaltó las grandezas de Nuestra Señora de los Dolores, nuestra Soledad. 


Sin complejos, sin tapujos y con gran fervor mariano, el exaltador mostró su insaciable devoción a la Señora, según sus propias palabras, de Almería. 

Intentar describir lo que hizo transmitir a los presentes es cuestión vana, pero los bellos versos dedicados a María aunados con el sentir de las saetas, la sinfonía melancólica de la música de capilla y el fulgor de la única iluminación de las velas, crearon un aura de misticismo que retrotrajeron al fervor del propio barroco. 

Como hijo agradecido, hizo ofrenda de una mantilla blanca y un rosario de plata y azabache, que vienen a engrandecer, más si cabe, el rico patrimonio de nuestra Hermandad. 

Gracias, don Ramón, por el cariño demostrado a nuestra Cofradía y su devoción sincera a la Señora, la Soledad. Dios se lo pague. 

Gracias, igualmente, a la organización de Fernando Salas y la colaboración de la saetera Ana Mar García de Quero, la soprano Maricruz Calvo González y la Camerata Arthur Rimbaud.