El Pan del cielo

Alegría, satisfacción, emoción, felicidad..., todos estos sentimientos (y más) fueron los que sintieron los fieles de la parroquia de Santiago Apóstol, y los hermanos soleanos, cuando vieron llegar al Santísimo Sacramento hasta sus casas.

Un barrio lleno de pobreza, de miseria, de droga, justo a un paso del centro de Almería, que ayer domingo recibió a Su Divina Majestad.

Siete fueron los enfermos e impedidos que recibieron el Pan del cielo entre lágrimas de alegría y caras de felicidad.

El cortejo, cada año más completo, estaba compuesto por una treintena de hermanos soleanos, guiados por la cruz parroquial, acólitos, nuestro consiliario, que portaba al Santísimo Sacramento bajo palio, y dos miembros del seminario de Almería que llenaban las estrechas calles con sus solemnes voces.

Así pues, el día del Domund, el día de las misiones, la hermandad de la Soledad se hizo misionera para llevar a sus fieles más desfavorecidos el alimento que llena el alma y sana el espíritu. Fue una perfecta guinda para el triduo sacramental que se ha celebrado en nuestra sede canónica.