Bien está recuperar las buenas tradiciones. Una de ellas
era la de escuchar la campana de la torre la vela repicando en la
alcazaba durante los eventos importantes que sucedían en la ciudad de
Almería: llegada de reyes, festividades, avistamiento de piratas,
incendios, tormentas, turnos de riego...
En un principio, la campana de la vela, llamada así porque
la persona encargada de la tocarla velaba por la ciudad, era demasiado
pequeña, lo que provocaba que no se oyera de forma clara en toda
Almería. Así pues, en 1763 el rey Carlos III mandó fundir una nueva
campana más grande, a la que bautizó con el nombre de Santa María de los
Dolores, por la gran devoción que se venía profesando a una imagen
mariana con esa advocación desde principios del siglo XVIII en la
iglesia de Santiago Apóstol. Solo nueve años después se fundaría nuestra
querida hermandad.
Por poner dos claros ejemplos de la importancia del repique
de la campana de la torre de la vela, el 20 de octubre de 1862 lo hizo a
la llegada de la reina Isabel II a la ciudad de Almería. O también el
30 de agosto de 1942 cuando la Virgen del Mar volvió a salir a la calle,
esta vez desde la catedral, estrenando el trono que realizara Jesús de
Perceval.
Dicho todo esto, la hermandad de la Soledad tiene el honor
de comunicar que el próximo lunes 15 de septiembre, festividad de
Nuestra Señora de los Dolores, mientras nuestra insigne titular se
encuentra en besamanos, la campana que lleva su mismo nombre en la torre
de la vela de la alcazaba repicará para que todos los almerienses sepan
que algo importante está pasando en Almería: Nuestra Madre de la
Soledad ha bajado para que todos sus fieles besen su mano.