Cuaresma


CRISTO, confieso, por revelación del Padre, que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, mi Señor y mi amigo fiel. Y quiero que las prácticas cuaresmales me ayuden a ser testigo de esta tu divina realidad, y nunca me deje mentalizar por el espíritu del mundo, que rechaza seguirte con la cruz. Desde ahora te digo sí a la cruz, al Calvario, que lleva a la Resurrección: quiero seguirte en los momentos de cruz y, cuanto tú quieras, en los de gloria.