Petalada para recibir a la Hermandad del Rocío



Debido a lo ajetreado de la semana pasada en el seno de la Hermandad (elecciones, carta del Hermano Mayor, concurso fotográfico de la Agrupación...) no hemos podido subir la crónica de uno de los momentos más sentidos que se pueden contemplar en el arco de Santiago: la ofrenda floral que realiza la Hermandad del Rocío a la Virgen de la Soledad.

El sábado 23 de mayo por la mañana se volvió a producir uno de esos momentos emotivos, iniolvidables, preciosos y de los que llenan el sentimiento cofrade, cuando la Hermandad del Rocío de Almería ha rendido honores a la Hermanda de la Soledad, al comienzo de su peregrinación a la aldea almonteña.


El año pasado ya inauguraron esta "tradición", pero qué cierto es que con los años todo gana. Y para esta segunda ocasión, los hermanos soleanos tuvimos el detalle de recibir a los rocieros y al Simpecado con un baño de pétalos, romero y pequeñas estampitas de papel con la imagen de la Virgen rociera y con la Virgen soleana. A las notas de la flauta y del tambor, se unieron las palamas y los "oles" de todo un gentío que se había acercado a la torre de Santiago.


Después, los hermanos del Rocío entraron en la casa de la Virgen de los Dolores para realizarle una ofrenda. Primero nuestro Hermano Mayor, Luis Criado, después nuestro Consiliario, don Francisco Escámez, y para finalizar la Vicehermana Mayor de la Hermandad del Rocío, hija de nuestro querido Hermano Mayor, ofrecieron a los numerosos devotos congregados en la nave de Santiago delante de la capilla de Santa Lucía unas sentidas palabras de agradecimiento, de hermanamiento y de fe. Como dijo don Francisco Escámez, sea bajo el nombre que sea, la Virgen es siempre la Virgen.



Tras estas palabras, se pasó al rezo de la Salve a la Virgen de la Soledad y, como no, al canto de varias sevillanas con una enorme emoción y sentimiento. Se intercambiaron ramos de flores y detalles entre las dos hermandades almerienses. Al final, muchos besos, abrazos y palabras de agradecimiento.



Tras este entrañable momento, los hermanos rocieros comenzaron su peregrinar hasta Almonte donde terminarán su viaje y podrán rendir honores a la Virgen del Rocío.


Momentos como el del sábado no pueden caer en saco roto, no se pueden dejar de repetir; todo lo contrario, nos hacen más grandes, con más ganas de trabajar por nuestras hermandades y, sobre todo, nos hermanan en nuestra fe mariana.

Gracias de todo corazón a la Hermandad del Rocío por hacernos partícipes de este día de alegría para vosotros.

Como complemento a esta crónica dejamos dos enlances. En uno de ellos puede verse un video de la petalada y en otro un bonito detalle. Gracias a José Ramón Suárez por las dos cosas.